Hay momentos de duda,
donde aun emprendiendo el camino,
no encuentro en la tierra
ni siento en el viento,
ni la mínima señal de destino.
Hay momentos que aclaman la fuerza,
requieren valor y presencia;
cuando el camino se convierte en una odisea
y volver resulta ya, imposible,
cuando ha de mandar la voluntad
para mantenerme en la huella.
Hay momentos de orden,
cuando sopesan las fuerzas,
se hace lugar a la calma
invitando a respirar
para ver en perspectiva
hacía dónde quiero seguir.
Hay momentos de disfrute,
aunque parezca que no,
por no saber el camino,
no tener ningún norte,
arrojarme al instante
de sentirme sorprendida
ante los mil senderos que se abren a mis pies.
Hay momentos de calma,
donde caminar a la par,
hacia el mismo árbol,
hacia el mismo sueño,
con el mismo ritmo,
esos que derriten el tiempo y nos hacen uno.
Hay momentos de volver,
amarse,
cerrar la rueda,
descansar
y volver a crear.
Hay momentos,
incontables,
inefables,
infinitos,
de inventar la vida.