Despertar la conciencia
ha sido mi pulso de este tiempo
porque sé que lo que mis ojos pueden ver
no lo es todo.
Sin encontrar las palabras justas
para describir hacia lo que voy,
algo más allá de mí
guía mis propios pasos
hacia no sé dónde,
pero me deja infinitas pistas
y la capacidad de descifrarlas,
a su tiempo.
En el camino descubro,
sin querer,
que eso que busco,
acaso la sabiduría del alma,
la de la chispa divina,
la de la luz infinita,
la verdad,
la belleza del ser,
se presente de una forma
que me sorprende
tal vez,
por lo simple.
Despertar mi consciencia
hacia lo que es, pero no veo,
sentirme uno con la rosa,
mirar a tus ojos y ver los míos,
tomar tu mano y no sentir los bordes,
ser niña y anciana al mismo instante,
hombre y mujer en una,
desdibujar mi forma,
Incluso mi nombre,
es la manifestación más pura
del Amor.
Ese pulso misterioso
que me anima
a romper los límites de mi consciencia
es la obra silenciosa,
simple,
de la fuerza del Amor.