Me estoy quedando ciega
Me estoy quedando ciega de los ojos físicos. Esto es fruto del caminar, no es ningún castigo. Ahora estoy empezando a ver con los ojos del alma, y les aseguro que es inmensamente más bello. La forma en sí ya no tiene importancia, solo es la puerta que me muestra otros colores otros sentidos, otros sonidos, de esos que a veces se perciben en el fondo del mar.
Que los ojos del cuerpo vayan viendo más turbio es el posibilidad clara de no apegarme en detalle a la forma, de ver mas difuso, para atreverme a dudar de lo que veo y permitir que por detrás aparezca lo esencial, eso que sólo se ve con los ojos del alma.
Bendice pues a tus ojos cansados. Esta sutil jugada que pergeñan silenciosos durante cuarenta años, es como un pase de magia o el comodín de las cartas. Haciendo la gran verónica nos abren paso al otro mundo tal vez oculto en el primer tramo de la vida.