Oda al mar
Me acercan mis pasos,
mi corazón se estremece
y enciendo el baile de mariposas
bien en mi centro.
No puedo verte aún,
pero sí robar tu música
y sumergirme en tu aire.
Soy la doncella que busca su rey,
su amante.
Me invaden la ansiedad y el nerviosismo.
Hasta que al fin,
mis pies
dan permiso a mis ojos
para verte.
Mi cuerpo se inunda
de un no sé qué
y algunas lágrimas desbordan,
sorprendidas.
¡Ahora sí puedo asirte pleno!
¡Cómo necesito de ti!
¿Será que resuena en mi sangre el mismo inicio?
¿Qué misterio encierra tu presencia
que tanto me atrapa?
Tu imponente cuerpo sabe mecer mi cuna,
susurrarme al oído secretos
que calman mis miedos.
¡Muerde mis brazos como sólo tú sabes,
trasfunde en mis venas tu potencia,
tu inmensidad,
tu calma y tu vehemencia,
tu eternidad.
Envuelta en suspiros de amor
dejo a tus labios de sal
besar mis pies desnudos.
Necesito imperiosa danzar en tu piel,
hacer mis piruetas,
ofrecerte mi honra.
Al fin,
sumerjo toda mi piel en tus aguas
de manos frías
que saben,
como nadie,
encontrar mi centro
y estallarme de vida.