En clave
Yo le pido al universo,
a los seres de luz que no puedo ver
pero alientan mi ser desde el éter,
que me den las pistas
para encontrar los caminos
y la nota con que debe sonar mi canto.
Les digo con el corazón al rojo
que estoy dispuesta,
que soy libre,
soy cable
para trenzar luces en esta tierra.
Y el universo responde.
Me manda una flor,
un elefante,
un circo
y el mar.
¡No entiendo nada!
¿Será que algún ángel gracioso
se guardó para sí
las instrucciones del juego?
¿Qué tienen que ver entre sí
o conmigo?
No entiendo este tipo de humor,
no sé develar la clave.
¿Por qué no me dictan la receta completa?
Sin embargo,
algo de su ilógica me atrapa
y me mantiene jugando.
Me late el corazón,
me susurra la intuición:
existe el hilo
que enlaza la flor,
el circo,
el elefante
y el mar
en un tejido perfecto
aunque ahora no lo sepa explicar.
Aunque ponga en jaque mi entrega
y desafíe mi confianza,
voy a jugar la partida.
Tal vez después,
escriba las claves
de la misteriosa receta.