Como es afuera es adentro
Me resulta increíble comprobar
cada día,
en la medida en que sepa percibir lo sutil,
la inteligencia de mi cuerpo.
Confirmo que tengo en mí,
como cualquier otro ser en sí,
las llaves que abren todas las puertas.
Cuando imperiosamente necesito
volver a mi centro,
asir con mis dedos la armonía
para volverla en mí
y no funcionan las teclas que acallan la mente,
mi cuerpo sabio
me lleva, sin siquiera pensarlo,
a meter las manos en la tierra fría
a enterrar mis uñas bien hondo,
a arrancar las malezas y estorbos,
limpiar el terreno,
dejar la tierra libre y despejada
para que la nueva semilla pueda crecer.
Entonces comprendo
claramente,
que como es arriba es abajo
y como es adentro es afuera.
Mi cuerpo me lleva
a crear la metáfora perfecta
en el acto más simple y cotidiano
para sacar, también de raíz,
los yuyos internos,
creando un espejo nítido
donde puedo ver
la cantidad de llaves
simples
con las que cuento
para limpiar impurezas
y crear la mística espiritual
en una acción tan cotidiana
y sublime
como limpiar la huerta.
Compruebo
la integridad de mi alma
entre lo de adentro y lo de afuera.
Que todo es lo mismo
en distintos lenguajes.
Que si estoy despierta
sé todas las lenguas.