¿Creerá,
cada una de las células de mi cuerpo,
que es un ser independiente,
separado,
donde cada una puede elegir
qué ser y que hacer
en completa soledad?
¿Creerán que son solas,
que sólo viven de a montones
porque sí,
que están agrupadas al azar
y que la que está a su lado es una extraña?
¿Sabrá cada célula de mi cuerpo
que está creando algo más grande,
que funcionan al unísono
cada una en su lugar
perfecto?
¿Sabrán que sostiene cada una,
desde su rincón,
un movimiento supremo
para alojar la vida?
¿Sabrán que no es preciso que lo sepan
para que igual funcione?
Del mismo modo,
¿creemos cada uno de nosotros,
seres humanos,
que somos independientes y separados,
que nada tiene que ver uno con el otro,
que nos une la casualidad,
que mi aleteo no mueve tu aire,
que mi enojo no enturbia tu vista,
que mis cargas del pasado no son también las tuyas?
¿Creemos de verdad
que funcionamos con nuestro propio ritmo
inventado
y que podemos girar en contra del sol?
¿Creemos que el huracán que genera mi risa
no hace bailar también algún otro corazón?
¿Creemos que nada tenemos que ver con las estrellas?
Pues he de decirte
que así como las células que dibujan mi cuerpo
sin importar que lo sepan
trabajan al unísono,
dependen unas de otras,
están trenzadas por hilos poderosos que no ven
para formar la vida,
nosotros,
los seres humanos,
funcionamos del mismo modo.
Aunque no lo sepamos del todo,
hay un ritmo que nos mueve,
un propósito que nos guía.
Mi latir depende del tuyo,
no es posible estar aislados
ni caminar en soledad.
¡No es posible!
Tal vez mirando nuestras células
podamos comprender,
que hay hilos que nos unen
que somos parte de lo mismo,
que cada uno cuenta,
que es necesaria tu pisada,
y la mía,
que estamos todos nadando
en el mismo mar del universo,
que él nos marca el ritmo,
el propósito
y la dirección
de nuestro propio minúsculo movimiento,
hacia el mismo lugar
flotando en las aguas del Amor.
Si bien como las células,
no es preciso que lo sepamos
para que igual funcione,
si soltamos en algo la resistencia
y nadamos a favor de la corriente
el amor inundará más rápido
nuestros sedientos corazones.