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Al #ni una menos


Con el dolor latiendo en la mano

y retumbando fuerte en el pecho

se hace difícil comprender,

aceptar y perdonar,

tomar aire del puro

para oxigenar los pensamientos,

alivianar la carga en el cuerpo

y poder tomar distancia

de las más oscuras escenas,

descifrar tal vez, raíces

que encarnan la violencia

del hombre contra el hombre.

Sin distinguir color ni género,

ni creencias ni ideales,

el hombre se está dañando a sí mismo.

Nos falta amor

porque nos habita el miedo,

no podemos sentirnos uno,

nos falta sanar historias,

gritos ahogados y dolores hondos,

noches oscuras de llantos,

y muertes.

Sin embargo,

el aire puro que me entra

entre sollozos y suspiros

despierta algo mi pecho.

Ya nada puede permanecer oculto,

tapado.

La consciencia humana se está atreviendo

a mirar todas sus miserias,

a hilvanar palabras

para contar aberraciones

del hombre contra el hombre.

Gritarlas aún con dolor

para liberar espacio en el pecho,

sanar la tierra de heridas,

soltarnos del lastre del odio,

nadar sueltos aún un largo trecho,

el que sea necesario para lavar lo sucio,

transformar,

despertar,

abrazar nuestras almas

y que al fin

germine

en nuestro ser

la consciencia del amor.


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