A las Diosas: Atenea
Diosa de la sabiduría del alma
despierta en mí la potencia
de caminar hacia mi propio silencio
para escuchar atenta,
ese hilo de voz
que me habla del amor en grande.
Avívame el fuego del coraje
para dominar con tu espada,
cada vez,
a las yeguas salvajes de mi mente
que todo lo arruinan,
atropellan,
arrasan,
vuelven nada,
hasta conducirlas al campo de paz
donde se conviertan en dóciles guías
que me transporten al centro,
hacia la integridad,
hacia el entendimiento,
hacia la plenitud.
Despierta en mí el arte de comprender
no sólo la palabra sino también los gestos,
los símbolos,
los mensajes ocultos,
la expresión sincera del corazón
detrás de cualquier rostro,
porque sé que esa cualidad anida en mí.
Eres la que permites
pensarme a mí misma,
conocerme,
reflexionarme,
sentirme,
amarme,
compensando el uso de todos mis dones,
mis sentires y emociones,
mi razón y mi intuición,
mis manos,
mi palabra.
¡Oh! Diosa de la sabiduría divina
ábreme los ojos del alma,
para venerar y perdonar
y honrar a mi padre
y en su nombre,
a todos los hombres
que viajan conmigo en esta tierra
¡Ábreme los ojos del alma
para poder amar!